lunes 23 septiembre 2024

Intento de desalojo a la Asamblea de Villa Urquiza

Ayer por la mañana la policía realizó un operativo de desalojo en la ex-pizzería “La Ideal” donde, desde el 2002, se junta la Asamblea de Villa Urquiza que realiza distintas actividades populares.

Durante la crisis del 2001 varios vecinos tomaron la decisión de juntarse para formar un foco de protesta y de resistencia popular ante un sistema político económico que había azotado a la Argentina. Fue en este contexto que, durante junio del 2002, la ex-pizzería “La Ideal” ubicada en Triunvirato y Roosevelt al lado de la vía, que estaba abandonada y sin miras de tener un futuro, fue tomada para poner en marcha la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Villa Urquiza.
Pasaron los años, 16 para ser exactos, y la Asamblea de Villa Urquiza utilizó la ex-pizzería como un centro comunitario donde funcionan una biblioteca, una videoteca, talleres artísticos gratuitos, se realizan diversas actividades culturales y educativas.
Pero todo esto se acabó y la Asamblea está llegando a su recta final. El pasado martes por la mañana un grupo de efectivos de la Policía Federal y Policía de la Ciudad se hicieron presentes con una orden desalojo y las chapas necesarias para tapiar el lugar.
El desalojo ya había sido notificado el 15 de marzo de este año a través de una intimación realizada por la Administración de Infraestructura Ferroviaria, dueños reales de todos los terrenos lindantes a la vía entre Triunvirato y Bucarelli del lado de Roosevelt.
El cruce entre los efectivos y los integrantes de la Asamblea no pasó a mayores, estos últimos tomaron la decisión de resistir con carteles, coreos y la esperanza de que la pesadilla termine rápido.
“Señor, señora, no sea indiferente, nos cierran la asamblea en la cara de la gente” o “Ya vas a ver, los espacios que vos cerraste van a volver”, eran algunos de los cánticos que se escuchaban en Triunvirato y la vía donde se reunieron vecinos, militantes y curiosos de todas las edades.
Durante el desalojo, una compañera de la Asamblea se encadenó en una de las ventanas del lugar, mientras que la policía se mantenía firme en la puerta para que nadie entre con intenciones de quedarse. Solo algunos tenían acceso al espacio y estuvieron encargados de sacar todas las pertenencias que tenían como guitarras, cajones peruanos, mochilas y los libros de la biblioteca que, al no permitirles los efectivos a seguir entrando y saliendo, tuvieron que arrojarlos desde la terraza.
Las horas pasaban y ninguno de los dos bandos cedía, hasta que finalmente el Defensor del Pueblo de la Ciudad, Alejandro Amor, logró abrir un canal de diálogo y el desalojo se pospuso por un mes. Pasado el tiempo límite las partes se tendrán que sentar y aclarar sus diferencias.

Al consultar a varios vecinos y comerciantes de la zona sobre la Asamblea (debido a que la misma siempre se negó a recibirnos para preguntar sobre sus actividades y su futuro), pudimos ver las enormes discrepancias entre unos y otros.
Por un lado están quienes dicen que allí solo se “juntan fumancheros”, plantan marihuana en la terraza y que el lugar debería haber sido devuelto hace mucho tiempo para que alguien se haga cargo y dejara de ser “una mancha en el barrio”. “El inmueble, a pesar de haber sido usurpado hace ya 16 años, siguió manteniendo ese aire tremebundo que lo hacía parecer más una casa tomada que un lugar de reunión popular” comentó un vecino.
Pero por otro lado, están quienes cruzaron las puertas de la ex-pizzería y se encontraron con un brazo tendido que los apoyó en lo que necesitaban, donde aprendieron a arreglar su bicicleta, construir su primer cajón peruano o bien tener un espacio al cual acercarse y poder hablar de todo. “Varios amigos estuvieron junto con la Asamblea durante un tiempo y es el día de hoy que aún se acercan para arreglar su bicicleta” nos explicó otro vecino.
Aunque las opiniones sobre la Asamblea son muy ambiguas, todos estuvieron de acuerdo en que el futuro de la ex-pizzería no es el mejor. Todos los terrenos lindantes a la vía como la ex-pizzería, la carnicería “Los Hermanos”, la heladería Cremolatti, las canchas de fútbol donde los chicos de las distintas escuelas van a hacer gimnasia, y las viviendas en la esquina de Bucarelli desaparecerán y, en vez de convertirse en el tan ansiado estacionamiento que quieren que haya todos los vecinos y comerciantes a causa de la falta de lugar para poner el auto, se transformarán en torres con un shopping en la base.