sábado 21 septiembre 2024

Un fabricante de tractores haciendo autos deportivos

El jueves se cumplieron 100 años del natalicio de Ferruccio Lamborghini, un constructor de tractores que cambió el rumbo de su vida para crear los autos deportivos de alta gama que se conocen hoy en día.

«Un fabricante de tractores no me va a enseñar cómo hacer autos deportivos». Con esta frase fue que Ferruccio Lamborghini decidió dar un giro a su vida y pasar a crear una de las marcas de autos deportivos más famosas de todos los tiempos.
Ferruccio Elio Arturo Lamborghini nació el 28 de abril de 1916 en Cento, provincia de Ferrara -Italia, y falleció el 20 de febrero de 1993 en Perugio, Italia, a la edad de 76 años.
Durante su vida, Ferruccio se convirtió después de la Segunda Guerra Mundial en un rico fabricante de aires acondicionados, sistemas de unidades calentadoras y, especialmente, de tractores que eran construidos con los sobrantes que compraba de vehículos militares.
Tan fructuosa fue su compañía que en 1960, Lamborghini se había convertido en la tercera industrial italiana más reconocida en el sector de la construcción de maquinaria agrícola. Con un capital muy basto gracias a las ganancias de su industria, Ferruccio Lamborghini se hizo con varios autos deportivos como Mercedes, Lancia, Maserati y, al ser un fiel admirador de Enzo Ferrari, no era para menos que en su cochera reluciera un auto con la marca del “caballo rampante”.
El problema que surgió fue que su Ferrari 250 GTB le daba muchos dolores de cabeza por los problemas técnicos que tenía, a tal punto que, tras varias visitas al taller de Ferrari para su reparación, optó por llamar a su propio mecánico con el que verificó las causas del problema. Fue en ese momento en el que descubrió que el embriague que usaba el deportivo era el mismo que usaba Lamborghini en sus tractores.
Totalmente indignado se comunicó con Enzo Ferrari para hacerle saber su disconformidad por los inconvenientes técnicos que tenían sus autos. Es aquí donde se genera la mítica conversación entre estos dos titanes que culmina con la frase célebre por parte de Enzo Ferrari: «Un fabricante de tractores no me va a enseñar cómo hacer autos deportivos». Cualquiera que conozca a un tano de sangre sabe perfectamente que lo peor que se puede hacer es hacerlo enojar, esto fue lo que ocurrió entre Ferrari y Lamborghini dando comienzo a la histórica rivalidad.
Ferruccio Lamborghini, un tano hecho y derecho, tomo el reto de Ferrari y fundó su propia compañía de autos deportivos, Automobili Lamborghini Holding S.p.A., instalando su fábrica en Sant’Agata Bolognese, muy cerca de la de Ferrari. Tan cerca estaban una fábrica de la otra que contrató a los ex-ingenieros de Ferrari, Gianpaolo Dallara y Robert Wallace, para diseñar y desarrollar sus coches, produciendo de esta forma al primer deportivo el Lamborghini 350 GT.
Lamborghini era un apasionado de la fiesta taurina española y para colmo su signo zodiacal es Tauro, es por eso que el toro se convirtió en su emblema oficial y todos los autos que se fabricaron tienen de nombre alguna referencia a la tauromaquia. Ejemplo de ello son:

Lamborghini Miura: denominado de esa forma por el criador de toros español Eduardo Miura.
Lamborghini Islero: hace referencia al toro Islero de Eduardo Miura, que mató el 28 de agosto de 1947 al célebre torero español Manolete

La única excepción a la regla fue el Lamborghini Countach, se convirtió en el último modelo desarrollado bajo la propiedad de Ferruccio Lamborghini, y rompió esta tradición, ya que el nombre no proviene de la tauromaquia, sino que es una expresión italiana usada por los hombres para referirse a una mujer hermosa.
Ferruccio ante las disputas del mercado financiero dejó de lado su empresa y volvió a su vida de agricultor en un viñedo de su pertenencia. Pero su fábrica aún hoy en día sigue haciendo los autos más delicados, rápidos y solicitados del mercado, valuados en millones de euros, pero sin perder de vista lo más importante y que fue lo que hizo posible todo esto… ¡Qué el toro le clave los cuernos al caballo rampante!