Desde 1956 en Argentina se celebra el “Día del Médico”, por decreto del Gobierno Nacional, ante una iniciativa del Colegio Médico de Córdoba y la Confederación Médica Argentina.

Hace 47 años que en Argentina se celebra el “Día del Médico” por un decreto del Gobierno Nacional, que aprobó la iniciativa del Colegio Médico de Córdoba, que a su vez era apoyada por la Confederación Medica Argentina.
La fecha del 03 de diciembre, fue elegida por la Confederación Panamericana de Dallas, Texas, EEUU, en 1953, en homenaje al nacimiento del Dr. Carlos J. Finlay que nació en 1853 y falleció en 1915.
Este médico cubano fue quien descubrió el agente transmisor de la fiebre amarilla, que es el mosquito Aedes aegypti, el que transmite el virus con su picadura.
Esta enfermedad había sido estudiada durante muchos años, hasta que en 1865 los estudios de Finlay resultaron satisfactorios, y en 1881 la Academia de Ciencias de La Habana, Cuba, presentó su trabajo «El mosquito hipotéticamente considerado como agente transmisor de la fiebre amarilla», donde describía los detalles y el modo en que el mosquito transmitía la fiebre amarilla.
Recién en 1901 una comisión médica, comprobó que la teoría de Finlay era verdadera y se comenzó la lucha contra este mosquito.
El símbolo que representa a la medicina es el bastón de Esculapio, desde que en 1985 la Universidad de Rochester, New York lo instituyó como símbolo oficial, pues se considera que él, es el verdadero representante de la medicina, ya que fue un médico que siempre ayudó a los enfermos, y transmitió sus conocimientos a sus alumnos.
Antes de esa fecha existía una controversia entre el bastón de Esculapio (una serpiente alrededor de un bastón) y el caduceo de mercurio (dos serpientes enrolladas, separadas por una barita).
La serpiente que se enrolla en el bastón, es símbolo de la conducta que debe seguir un médico, siendo como la serpiente ágil y astuto.
Ya Hipócrates al anunciar su juramento que “se cumplirá la palabra empeñada hasta donde tenga poder y capacidad”, pone a Esculapio como testigo, junto con Apolo, Higinia y Panacea,
Dijo Luis Porter: «El acto médico es, en última instancia, una confianza frente a una conciencia».
Por su sacrificio y capacidad en el cuidado de nuestra salud, es que debemos honrar a estos hombres y mujeres que viven siempre al servicio de los enfermos.