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En el mes de la mujer y la semana del Paro Internacional Feminista, se homenajea a esta escritora que lucho siempre por los derechos de la mujer.

Victoria Ocampo nació el 07 de abril de 1890 hija de Ramona Aguirre y Manuel Ocampo, ingeniero de puentes y carreteras, con seis hermanas de las cuales la menor fue la conocida escritora Silvina Ocampo, y siendo una niña se radican unos años en Francia.
Su principal deseo era ser actriz, pero en esa época la familia no se lo permitió pues en una familia aristocrática eso no estaba bien visto, y estudió francés, inglés y español y se dedicó a viajar por el mundo conociendo a los mayores intelectuales de la época en distintos países, donde se convirtió en una de las personas más respetadas.
Victoria decidió interiorizarse en el mundo de las letras, comenzando a escribir algunos artículos en el diario La Nación, donde su primera publicación fue un artículo titulado “Babel” que trataba de La Divina Comedia, de Dante Alighieri, y ya desde entonces escribía sobre las desigualdades entre las personas.
Victoria Ocampo decía “Mi única ambición es llegar a escribir un día más o menos bien, más o menos mal, pero como una mujer”, y fue la primera mujer en participar de la Academia Argentina de Letras.
En 1924 presentó De Francesca a Beatrice, donde se ve su interés con el movimiento feminista, que la lleva a fundar en 1936 la Unión Argentina de Mujeres, junto a sus amigas María Rosa Oliver y Susana Larguía, cuya principal posición fue estar en contra de la reforma de código civil, desde donde se pretendía imponer que ninguna mujer pudiera trabajar sin autorización legal de su marido.
Al respecto decía que “esta reforma regresiva del código (...) fue combatida por unas cuantas mujeres, yo entre ellas, con todo ardor. Conseguimos anularla. Siempre he seguido protestando contra la infame ley de la patria potestad, pese a que no tengo hijos”, y en 1975, unos años antes de su muerte, comentó “aunque se exalta continuamente a la madre, no se le concede la patria potestad. Nos tratan pues, como a un plantel de vacas más o menos sagradas.”
Escribió muchísimas obras y ensayos, pero consideran que su obra más importante fue la serie de “Testimonios” en 10 volúmenes que se publicaron entre 1937 y 1977, y su “Autobiografia” en seis volúmenes que se editaron luego de su fallecimiento en 1979.
Esta escritora, ensayista, traductora y mecenas, fue nombrada Doctora Honoris Causa, de la Universidad de Harvard en 1967, miembro de la Academia Argentina de Letras en 1976, presidenta del Directorio del Teatro Colón en 1933, presidenta de la Unión Argentina de Mujeres que ella fundara desde 1936 a 1938, Vicepresidenta Honoraria Internacional del Pen Club, y Miembro del Directorio del Fondo Nacional de las Artes entre 1958 y 1973.
Fue amiga de los grandes escritores argentinos como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sábato y Julio Cortázar, entre otros.
Sus amigos Waldo Frank, José Ortega y Gasset, y Eduardo Mallea, la convencieron de crear una revista literaria, y así nació la famosa revista “Sur” que se convirtió en la de mayor influencia en el círculo literario nacional e internacional pues allí participaron como colaboradores todos sus amigos que eran y son los grandes escritores de la literatura, y aún desde allí continuó escribiendo sus editoriales acerca de los derechos de las mujeres.
De esa revista literaria, surge más tarde la Editorial Sur, con el objeto de divulgar la literatura extranjera que era la más importante de la época.

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